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No hay perfección en un mundo imperfecto.

Actualizado: 2 nov 2022


Para mucha gente hoy en día, su principal fuente de malestar y ansiedad es el perfeccionismo. Aspiran, no solo a la excelencia, o a algo bueno, o incluso mejor, sino que parten de la creencia de que, lo que no es PERFECTO, simplemente no vale nada. Esto, en época de pandemia, donde es tan difícil ejercer cualquier clase de control sobre los acontecimientos, donde todo es tan incierto, es especialmente complicado de manejar.


Me pregunto, entonces, más allá de el deseo que cada cual pueda tener de hacer las cosas lo mejor posible (entre los cuales me encuentro), si tiene algún sentido aspirar a alcanzar lo perfecto, cuando partimos de "materia prima" imperfecta. Por poner un ejemplo tonto: si no parto de oro, no consigo oro. Quizá puedo encontrar buenos materiales para un cierto uso, puedo llegar a crear una buena aleación de metales, pero no llegaré a esa pureza que el oro da.


Ahora bien, ¿no sería una locura pensar que solo el oro es la opción válida? ¿No nos convierte eso en la gente más pobre del Universo? ¿Quién tiene oro y solo oro? Y por otro lado, ¿opción valida para qué? ¿Exigimos perfección, sin ser nosotros perfectos? ¿Es eso la mejor opción, realmente?


Creo profundamente en la búsqueda de lo mejor, de la excelencia, pero ese concepto queda representado, sin duda, por muchas manifestaciones distintas. A veces lo mejor no es un máximo rendimiento, o perfección de contenidos, sino entregar un trabajo a tiempo. A veces lo mejor es un nivel de exigencia que nos permita empezar a abordar la tarea.


El perfeccionismo mal entendido suele ser incapacitante, y demasiado inflexible en cuanto a la manera de ver el mundo: solo se fija en un criterio de calidad, aquel al que el individuo da mayor peso, pero pierde de vista otros que son igualmente importantes.


Así las cosas, lo perfecto es enemigo de lo mejor, como lo mejor, mal entendido, puede ser enemigo de lo bueno. No hay una única respuesta posible a un trabajo bien hecho. Y quizá hemos de empezar a considerar que una buena opción, la mejor, posiblemente, la que más se acerca a la perfección, es aquella que combina excelencia con una mente flexible que no vende su salud mental por un concepto imposible.


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